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Fortaleza emocional en medio de la tempestad

lunes, 5 octubre 2020

El segundo texto del Doctor Mario Alonso Puig sobre el bloque Lo Último del análisis  #ReConecta aborda cómo enfrentarnos con ánimo a estos momentos. 

En su texto,“Fortaleza emocional en medio de la tempestad”, @MarioAlonsoPuig lanza el reto a marcas y usuarios de ser agradecidos y dejar a un lado el lamento o la preocupación.

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Dada la nueva realidad en la que nos encontramos y cuyo impacto en nuestra salud, movilidad, relaciones humanas y economía, resulta cada vez más claro y contundente, hemos de encontrar algo sólido que nos permita sostener el ánimo en este momento de prueba. De lo contrario seremos presa de las emociones propias de quien cree que es incapaz de controlar nada de lo que le ocurre y, por consiguiente, vive con una sensación permanente de inseguridad e incertidumbre. Hemos de evitar que el miedo, la angustia, la sensación de impotencia y desesperanza se adueñen de seres humanos que sienten que ya no pueden más, que esto ya es demasiado y que no pueden soportarlo ni un día más. Sé que el camino para superar este desafío en el que nos encontramos no es fácil, sino todo lo contrario. Sin embargo, sí existe un camino para poder transitar en medio de semejante prueba sin desmoronarnos, sin tirar la toalla, sin darnos por vencidos. Ese camino pasa por lo que podemos hacer cada uno de nosotros, lo que podemos hacer juntos y lo que puede hacer un Universo, que no es azaroso, aunque sí represente para nosotros, los seres humanos, un enorme Misterio.

A nivel personal cada uno de nosotros hemos de fortalecer todas y cada una de las dimensiones que nos constituyen, y que son tres. El cuerpo, la mente y el alma. Las tres están entretejidas tan finamente que forman en sí una unidad indisoluble. El gran error de Descartes fue creer que el cuerpo (“la res extensa”) y la mente (“res cogitans”), eran dos realidades inconexas y que, por tanto, nuestro pensamiento no afectaba a la materia que constituye nuestro cuerpo. Hoy la investigación médica ha demostrado claramente que esto no es así. Por otra lado, la perspectiva tan materialista de la vida que domina nuestra sociedad, considera que sólo aquello que de alguna manera se puede pesar y medir es real. Esta visión tan propia del modernismo, y tan evidente tanto en el capitalismo a ultranza como en el marxismo, ha de dejar paso a investigaciones recientes que muestran que no puede haber forma alguna si no existe un fondo del que dicha forma emerja. Estamos ante esa otra dimensión de la realidad a la que se denomina espiritual y, cuya naturaleza no es material, sino energética y vibracional. ¿No decía acaso el gran inventor Nicola Tesla que si queremos entender los secretos del Universo tenemos que empezar a hablar en términos de energía, frecuencia y vibración? Si este fuera el otro lado de la realidad, desentendernos de dicho lado, podría tener consecuencias muy serias en los aspectos físicos y mentales de la persona. También la ecuación más famosa de la historia E= mc2 parece que deja clara esta relación entre la materia que se manifiesta como forma y la energía, que es el fondo.

Por eso, porque necesitamos disponer de todos los recursos de los que realmente disponemos, hemos de saber qué es lo que podemos hacer para aumentar nuestra fortaleza en medio de la prueba. Necesitamos propuestas prácticas que nos hagan sentirnos capaces de hacer frente a los obstáculos en lugar de huir ante ellos, de replegarnos en nosotros mismos o de resignarnos frente a lo que nos sentimos desvalidos e insignificantes.

Hacer ejercicio regular, mantener una postura corporal adecuada, pensar en lo que le conviene al cuerpo cuando seleccionamos los alimentos que vamos a consumir y dormir lo suficiente, no sólo potencia nuestro sistema de defensa frente a los virus, sino que además generan paz interior y claridad mental. Ambas son necesarias cuando hemos de tomar decisiones arriesgadas y en momentos tan difíciles.

Saber enfocarnos en el presente y en la tarea que tenemos entre manos es esencial para evitar que nuestra mente divague yéndose al pasado para hacernos sentir culpables por algo que deberíamos haber hecho y no hicimos, o proyectándose al futuro para llenarnos de angustia por lo que puede llegar a suceder. Cada día tiene su afán y el lamento o la preocupación no nos van a ayudar a vivir mejor, sino todo lo contrario. Hoy en día también la investigación muestra que mantener la atención en el presente, potencia nuestro sistema de defensa, mejora la interacción social y nos permite tomar mejores decisiones.

Por otro lado, pensar que otros y no sólo nosotros están experimentando sufrimiento, puede convertirnos en personas menos enjuiciadas y más cercanas; personas que busquen no lo que pueden sacar de una relación, sino lo que pueden poner para añadir valor a ella.

Saber ser agradecidos con la Vida a pesar de los dolores y sinsabores nos reconecta con un Universo al que en nuestra ceguera le exigimos que nos de lo que queremos y, al que rechazamos cuando no nos da lo que queremos, sino lo que necesitamos. Vivir en gratitud es tomar consciencia de que aunque perdamos cosas en el camino, hay otras de extraordinario valor que siguen estando con nosotros y siempre lo estarán.

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